Ah Medea, que increíble
sos nena
en la cama y en la
batalla
y ahora de repente
te veo tan triste y
callada
como si fueras una roca
negra
que va mojándose con la
marea
¿sabés por qué somos
inmortales?
porque ya no nos importa
nada.
recuerdo que colgábamos
las piernas de la cama
y estaba debajo ese
vacío
las tuyas eran
como un diluvio
comenzando,
recuerdo en sueños
tu silueta de cuchillo
a través de los
cristales biselados
y ahora sólo te tengo
escrita
en las palmas de las
manos
y en las cicatrices
que tu forma de tormenta
fue dejando.
va calmado la
marea,
el viento afuera va
calmando
y el revoltijo de rabia
en tu boca tan perfecta
que hace que todo
se atreva al silencio,
entonces te parás y vas
al baño
y te deshaces de las
sombras
sábanas de más sobre
nosotros
qué te seguiría y
rompería todo
lo que se pusiera en el
camino
sobre todo aquello
que llaman futuro.
libro: "El desierto"(F. Acosta - L.P. ed. 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario